Clases de Aerobic

Imagen 1: “Workshop” de Marina Abramovich en Brasil.  

Clases de Aerobic.jpg

Imagen 2: No es Abramovich, pero se parece. 

Artboard Aerobic 1.jpg


-Entrevistador: “Usted propone la introspección del método Abramovich, ejercicios para relajarse y conocerse mejor.”

-Abramovich: “Quiero que te quedes a mi charla sobre el método. No vuelvo a hablar contigo si no asistes (ríe). Así te podrás convertir en alumno mío.”

Aquí vemos, profesora y alumna…

Clases de Aerobic 1.jpg

La gente anda necesitada de guías, gurús. Por algo Abramovich cita tanto al Dalai Lama.  

Su amor por los árboles y la espiritualidad no le impide ser una gran comedora de jamón, impasible ante el dolor animal: 

“Amo las corridas de toros, he ido a muchas, he leído a Hemingway… Las corridas simbolizan la oscuridad y la luz… me entristece que en Barcelona las hayan prohibido. Es muy estúpido prohibir una tradición que viene del alma”

O:

“… Solo comía jamón. Cada noche después de la representación, ¡Jamón!”.

Sería muy difícil decir si esta mas loco el que sigue al loco o el mismo loco. Pero Marina Abramovich está loca de verdad.  Su forma de citar a Hemingway me hace dudar de que lo haya leído, o que haya leído algo en su vida. Pero ella también escribe. ¿Que es un maestro sin catecismo?. Estas son algunas perlas de su Manifiesto que según ella solo fue capaz de escribir después de 4 décadas de trabajo:

Un artista no debe matar a otro ser humano.

Un artista no debe suicidarse.

Un artista debe sufrir.

Un artista es universo.

Intento buscar palabras, pero no las encuentro. Solamente me pregunto, ¿Que qué clase de personas estamos eligiendo como “maestros”?.

La locura máxima es cuando dice que el artista:

“No debe hacer de sí mismo un ídolo”. 

Y lo dice ella, que se basta a sí misma como obra de arte. Vestida con manto de Virgen Maria recién salida de alguna pintura flamenca.

Clases de Aerobic 2.jpg
Clases de Aerobic 3.jpg

Marina Abramovich es una gurú-madre-maestra que muestra el camino al resto de la humanidad, niños necesitados de luz.

“Un artista no debe mentirse a sí mismo u a otros”, dice.

Sin embargo Abramovich cuenta que: “La primera palabra que yo pronuncie no fue mama o papa, sino “El Grego”.  ¿Es que alguien se ha podido creer semejante trola?


La verdad es que el Manifesto de Abramovich es una repetición insidiosa de patéticas órdenes. “Debe” (“Should” en ingles) se repite una y otra vez. No es una orden absoluta como “must”, es más bien una orden velada en forma de pseudo-consejo. Orden en definitiva. A Abramovich le encanta poner a la gente bailar según su código aeróbic infantil.

Todo con el fin de conseguir un cambio, una mejora. No de perder unos kilos y mejorar la figura. Abramovich pretende educar y cambiar el mundo:

“Mi método busca cambiar las cosas, pero si no cambiamos antes nuestra consciencia, no podremos cambiar el mundo. Y si no cambiamos el mundo, alguien lo hará por nosotros”

Menos mal que tenemos a una intelectual como Abramovich para ello:

“Lo de la violencia, masturbarse, cagar… ya lo hicimos. Ahora se trata de descubrir que hay en nuestra mente. Solo entendemos el 33 por ciento de nuestro cerebro, así que no sabemos una mierda”.

¿33 por ciento? Abramovich descubrirá el Mediterraneo para nosotros… Gracias Abramovich seguramente descubriremos otro 33 por ciento… suficiente por ahora…. Hasta la llegada del próximo mesías.