En los periódicos, normalmente, las noticias sobre arte suelen aparecer en las páginas finales, entre los deportes y las curiosidades simpáticas. Cuando se bate un récord en una subasta se logra remontar puestos en el ranking de noticias. Lo mismo pasa si se inaugura algún evento donde chupe cámara algún monarca o autoridad oficial.
En los telediarios, los eventos artísticos quedan bien después de los deportes y son un cierre ameno que se pueden difuminar con la sintonía de despedida.
Intento extraer alguna conclusión sobre esto pero solo crece la sospecha: ¿Tiene el mundo del arte algo realmente interesante que decir?.
Comprobémoslo mediante un experimento surrealista, quizá deshonesto por un lado pero esclarecedor en otro:
Elijamos un texto cualquiera de alguna exposición en cualquier museo de arte contemporáneo donde se explique el trabajo de algún artista. Leamoslo :
“Su trabajo cuestiona el significado de la obra de arte, estableciendo relaciones de fricción entre forma y contenido. Manifiesta una predilección por las paradojas y el absurdo. El trabajo de ----- se renueva constantemente en lo formal, por eso es imposible establecer un criterio de estilo reconocible provocando sentimientos de estupor y perturbación en el espectador. En las metodologías es posible reconocer una original visión de recorridos y un estilo de cuestionamiento, atravesado por el humor, la provocacion, lo paradójico y lo performativo.
La muestra recoge las nociones básicas que sustentan el mundo del artista. Pilares que motivan el trabajo y su actividad reflexiva, la perturbación, ocultación, desdoblamiento, además de ser conceptos ideológicos en sí, son al mismo tiempo procesos que serán líneas de trabajo. En estos pilares encontramos el deseo de comunicar ansiedad, turbación, incomodidad, la descontextualización de propuestas dentro de la ingravidez…”.
Ahora viene lo bueno:
Imaginemos que esas palabras se refieren a alguien que salga habitualmente en las portadas, un presidente del gobierno, por ejemplo:
“Su labor política cuestiona el significado de la política, estableciendo relaciones de fricción entre forma y contenido. Manifiesta una predilección por las paradojas y el absurdo. La política de Pepito se renueva constantemente en lo formal, por eso es imposible establecer un criterio de estilo reconocible provocando sentimientos de estupor en sus votantes. En sus metodologías es posible reconocer una original visión de recorridos y un estilo de cuestionamiento, atravesado por el humor, la provocacion, lo paradójico y lo performativo.
Sus intervenciones en el parlamento recogen las nociones básicas que sustentan el mundo del político. Pilares que motivan el trabajo y su actividad reflexiva, la perturbación, ocultación, desdoblamiento, además de ser conceptos ideológicos en sí, son al mismo tiempo procesos que serán líneas para futuras leyes. En estos pilares encontramos el deseo de comunicar ansiedad, turbación, incomodidad, la descontextualización de propuestas dentro de la ingravidez…”.
Fin del experimento. Creo que ha quedado claro lo que quiero decir.